25 de noviembre: Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer
Violencia de género
Llegan a la consulta casos de violencia de género de distinto tipo. La forma en que se tratan estos problemas en la clínica deriva de las concepciones teóricas que se sostengan ya que hay teorías que nos marcan y que dirigen la escucha en la práctica clínica.
¿Por qué hablar de violencia de género? ¿Por qué no simplemente de violencia sexual o violencia a secas? ¿Cuál es el interés para el campo psicoanalítico de incluir esta categoría?
Tomemos algunos ejemplos. Los casos de trata de personas (en su gran mayoría mujeres), las violaciones a las que nunca se les da la suficiente entidad como actos de violencia de género. También los episodios reiterados de mujeres incendiadas por sus parejas que son tratados en general como episodios pasionales, de esa manera justificados, en vez de interpretarlos en el contexto de la violencia de género. De esta manera si las mujeres son traicioneras, no obedecen, lo natural sería poner orden frente a lo caótico.
En este marco, se hace necesario recordar las violaciones de mujeres en las guerras, dictaduras y distintos tipos de enfrentamientos étnicos o religiosos, como parte de la ideología del vencedor y que, de algún modo, están naturalizadas. De esta manera, no se les da el status específico de violencia de género y se consideran sólo como consecuencias no deseadas, colaterales de la situación original.
Para aclarar: El concepto de violencia de género es un tipo especial de violencia que se ejerce principalmente por hombres contra mujeres. Hay, por cierto, otros tipos de violencia (hacia niños, ancianos, étnicas, religiosas, raciales, también de mujeres contra hombres). En general, se ejercen contra minorías y sectores débiles de la cadena social. Puede ser ejercida en acto, concreta, y puede llevar a la muerte. O se puede ejercer en el discurso, con las palabras. Hay todo tipo de gradaciones entre estas formas.
Esto no significa que no haya violencia de mujeres contra hombres, como la hay entre hombres o entre mujeres. Pero, en general, se considera que la violencia es de género cuando apunta a un colectivo, que en su gran mayoría son mujeres, y que obedece a determinaciones socio-culturales en las que están en juego relaciones de poder que trascienden lo individual. Por lo tanto, responden a determinaciones históricas.
Violencia y poder van juntos. Foucault aportó mucho a la comprensión de las relaciones de poder que pueden transformarse en dominio, violencia, destrucción y crueldad. Por lo tanto, en este sentido, tienen efectos sobre la subjetividad y sobre los cuerpos.
Uno de los campos en que se manifiestan las relaciones de poder-dominio es, justamente, entre los géneros masculino y femenino Es decir, en relaciones binarias, ya que llevan implícita una jerarquización de uno de sus términos.
En síntesis, considero que no se puede hablar de violencia a secas cuando se habla de violencia contra las mujeres. Es de género. Esto significa que hay determinantes culturales, discursivos y sociales que hay que tener en cuenta, y que la sola interpretación en términos intrapsíquicos, por ejemplo atribuyendo un masoquismo intrínseco a las mujeres, es insuficiente. Se trata de pensar en una multiplicidad de determinaciones. Y esto tiene implicancias en psicoanálisis.
Dra. Leticia Glocer Fiorini
Presidenta de la Asociación Psicoanalítica Argentina
