8 de marzo. Día Internacional de la Mujer

Reunir reflexiones. Producir experiencias

El Día de la Mujer es una excelente oportunidad para reunir reflexiones y generar experiencias sobre la situación de las mujeres en el mundo, en la Argentina, en cada cultura y subcultura, en cada disciplina y teoría.

A pesar de los enormes cambios producidos en el lugar de la mujer en las sociedades contemporáneas occidentales, sigue presente la violencia de género, explícita o implícita, que horada profundamente las subjetividades.

Hay un eje conductor entre los grandes fenómenos de violencia contra la mujer: violaciones en tiempos de paz o de guerra, femicidios, mujeres “quemadas”, castigos físicos diversos (hechos que no cesan de ocurrir) hasta la violencia psicológica, el humor ”machista” o expresiones aparentemente inocuas como la distribución de tareas hogareñas. En este eje se manifiestan distintas expresiones de misoginia.

Desde los pueblos primitivos que enterraban vivas a las mujeres con sus esposos muertos, pasando por la persecución y matanza de las brujas en la Edad Media, hasta las diferentes formas de violencia de género que se constatan en la actualidad, se evidencia en estos hechos una “naturalización” de prácticas, que es necesario deconstruir y desarmar en sus implicancias.

El Día de la Mujer es, entonces, un momento para pensar sobre la historia, las prácticas, las experiencias, y sus fundamentos sociales y psíquicos. Si fuera sólo para glorificar a las mujeres, quedará a mitad de camino…

Entonces, cuando Virginia Woolf escribía que una mujer, para poder escribir, tenía que disponer de una habitación propia y una determinada cantidad de dinero, podemos decir que hay una fuerte referencia a la autonomía en términos de espacio propio y de medios económicos pero, agregamos, que también es necesario un trabajo, quizás interminable, que apunta a movilizar inscripciones psíquicas transmitidas de generación en generación y que habitan tanto a hombres como mujeres. Estos movimientos son indispensables para generar otras y novedosas formas de vínculos.

Como psicoanalista, creo que es indispensable encontrar una posición, un punto de vista, que contemple las determinaciones propias de culturas androcéntricas y su influencia en la conformación de vínculos así como en la construcción de subjetividad y que, a la vez, incluya considerar el ejercicio implícito o explícito de relaciones de poder con su impacto en el psiquismo de cada mujer y de cada hombre.

Dra. Leticia Glocer Fiorini. Médica y psicoanalista. Presidenta de la Asociación Psicoanalítica Argentina

Autora de los libros: Lo femenino y el pensamiento complejo y La diferencia sexual en debate: cuerpos, deseos y ficciones.

Comisión Directiva

  • Presidente: Dra. Rosa Mirta Goldstein
  • Vice-Presidenta: Lic. Azucena Tramontano
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