6 de Mayo, 160° cumpleaños de Sigmund Freud
El año pasado, para esta fecha, entendimos por qué muchos escritores, varios de ellos Premio Nobel de literatura, suscribieron estas palabras: “Deje que le diga claramente por qué yo y muchos otros tenemos que darle las gracias: por el coraje que ha aportado a la psicología. Usted ha eliminado las inhibiciones de toda una época, así como la de innumerables escritores en particular. Gracias a usted muchos vemos, gracias a usted muchos decimos cosas que, de no ser por usted, jamás se hubieran visto ni dicho. Si aún hay quien no se da cuenta de lo que acabo de afirmar es porque aún no contempla nuestra literatura históricamente, en sus formas matrices (dentro de una o dos décadas se descubrirá qué dio de repente una audacia psicológica diferente a un Proust en Francia, a un Lawrence y un Joyce en Inglaterra, a unos pocos alemanes: su nombre….[]… (En una carta de 1926 de Stefan Zweig).
También sabemos que a pesar de la posición básica personal que mantenía sobre la política, la de un profundo escepticismo, sin embargo gran cantidad de intelectuales que tuvieron interés en homenajear a Freud dando muestras de su relación y reconocimiento, tuvieron intereses sociales y políticos, en su gran mayoría, con una orientación igualitaria, libertaria e izquierdista. Escritores, políticos, periodistas, historiadores, con un interés por la libertad, la igualdad y la solidaridad social. A lo largo de su vida, aún no militando en forma manifiesta, hubo una gran predilección mutua por las compañías de ese lado ideológico y se dio cuenta que no se podía esperar otra cosa que la explosión de las masas cuando eran explotadas hasta el límite. Aún así, muchos pensadores que lo saludaron terminaron, igual que él, descreídos del nuevo experimento social.
Si nos detenemos a observar los remitentes de esas calurosas felicitaciones y buenos augurios nos encontraremos con personalidades como H. G. Wells, el historiador y escritor que defendió el derecho de las mujeres, atacó al capitalismo irresponsable y al imperialismo y cuya primera novela, La máquina del tiempo, trataba de la lucha social.
Romain Rolland, “la conciencia moral de Europa”, que se negó a combatir en la primera guerra mundial por ser un internacionalista. En 1933, al ofrecerle el premio Goethe, ese mismo que pocos años atrás la ciudad de Francfort le había otorgado a Freud, en una carta al presidente Hindenburg declinó todo honor de un gobierno cuyo programa tenga como soportes principales el antisemitismo y el aplastamiento de la oposición, políticas que consideraba un crimen de lesa humanidad.
También figuraban la novelista feminista Virginia Wool; el arquitecto Uno Ahren, planificador urbano que tuvo una gran influencia política en Suecia hacia la estructuración de una sociedad Social Demócrata.
Eva Andén, la primer abogada sueca, defensora de los derechos de la mujer y de los niños. Otros de los escritores, Erik Blomberg, pensaba que el escritor debía dar voz al hambre del oprimido y que la tarea del escritor era pararse en el medio de los campos de fuerza de las contradicciones sociales y políticas. También le envió sus saludos H. N. Brailsford, quizás el mejor escritor de la izquierda inglesa de la primera mitad del siglo XX; como así Jakob Bührer, periodista y escritor suizo cuyo tema preferido fue una fue una furiosa crítica social y cultural a las políticas de dicha época.
La actriz Lenah Elgström, una heroína rebelde contra la burguesía. Luchadora social por los derechos de la mujer, por la paz y el cuidado de la infancia. A ella se agregó la activa feminista y pacifista Emilia Fogelklou-Norlind.
Eduard Fuchs, estudioso de la cultura y la historia, escritor, coleccionista de arte, y político activista. Había sido condenado varias veces por acusar al Kaiser de ser un asesino masivo. Su obra magna, Historia Ilustrada de la Moral Sexual fue condenada a la hoguera en 1933, y de ella se salvaron pocos ejemplares. Freud tenía los 6 tomos de esta obra, junto con otras sobre la mujer en la caricatura. Fue un pacifista que Lenin invitó a hacerse cargo del intercambio de prisioneros rusos y alemanes.
Se sumó a todos ellos André Gide, el escritor francés, quien fue un defensor de los derechos de los homosexuales e inspiración de escritores como Camus, y Sartre. Se le empezó a hacer un vacío en las editoriales al criticar el comportamiento de los intereses económicos franceses en el Congo, especialmente el régimen de grandes concesiones. Denunció cómo los nativos se vieron forzados a dejar sus pueblos natales durante varias semanas para recolectar caucho en el bosque, comparando esta explotación a la esclavitud. Durante la década de 1930, brevemente se convirtió en comunista, pero quedó desilusionado luego de su visita a la Unión Soviética y publicó su libro Regreso de la URSS en 1936, el mismo año del 80° cumpleaños de Freud.][]
Charlotte Haldane, la autora feminista inglesa, segunda esposa del biólogo J.B.S.Haldane, cuyos libros tenía Freud en su biblioteca. Luego de un viaje a la Unión Soviética se desilusionó del comunismo, en el cual seguía creyendo su esposo, el biólogo J. Haldane.
El poeta Josef Hora, quien en su viaje a la URSS no sólo vió los logros del nuevo régimen sino también los problemas con la democracia por lo que reprobó al stalinismo. Recorrido similar hizo Rudolf Jakob Humm, el escritor suizo, sumado a esta larga lista de saludos y elogios a Freud. Entre ellos estaba también Clifford Allen, el político inglés y gran pacifista que fue preso por objetor de conciencia. Decía que nunca había estado tan orgulloso de la democracia británica como cuando se le dió acogida a Freud.
Egon Erwin Kisch fue un periodista checo que participó en las Brigadas internacionales de la Guerra Civil Española. Miembro fundador de la Federación Revolucionaria Socialista Internacional de corte izquierdista. Perteneció al partido comunista austríaco y fue arrestado durante su estadía en Berlín luego del incendio del Reichstag.
A Thomas Mann se le sumó Heinrich, quien se destacó por sus novelas de temática social cuyos ataques contra la sociedad cada vez más autoritaria y militarista le llevaron al exilio en 1933. Y También Klaus Mann, cuya obra se impregó de la búsqueda incesante de una razón social que oponer a la barbarie con la llegada de Hitler al poder. Por último, e interrumpiendo una lista que es mucho mayor aún, Arnold Zweig: autor de “El sargento Grischa”, considerada como una de las mejores novelas bélicas, en las que describe el impacto de la guerra sobre la sociedad capitalista. Fue Premio Lenin de la Paz e influido por Freud la dio a sus obras un profundo contenido psicológico. Freud no paraba de recomendar este libro y tiene un extenso epistolario con él.
Todos ellos agradecidos a Freud, acudían en gran número a saludarlo en la fecha de su cumpleaños, como lo recordamos nosotros cada año.
Por eso, parafraseando a Stefan Zweig, deje que le diga claramente por qué muchos tenemos que darle las gracias: por el coraje que ha aportado también a nuestra mirada sobre la sociedad que hace que el psicoanálisis sea resistido en cualquier régimen.
Pero Freud no sólo era un científico que influyó en la visión social del ser humano, también era un amigo y familiar generoso y muy querido. Ayudó a pacientes, discípulos, amigos y familiares de muy diversas formas y entre estos últimos, los nietos y los sobrinos disfrutaban de los encuentros con él aún cuando por las distintas historias familiares hubieran emigrado hacía tiempo. Así, para el 80° cumpleaños, recibe el siguiente telegrama de sus sobrinos de Manchester: 6 de mayo de 1936. “Entre todas las felicitaciones que hoy recibirás con motivo de tu 80 aniversario, te mandamos un mensaje de profundo cariño y recuerdo. Nadie puede sentirse más orgulloso de tus extraordinarios logros que…Pauline, Bertha y Sam.”
Aprovechamos ese texto para sumarnos a él.
José Dr. José Treszezamsky . Asociación Psicoanalítica Argentina