Día de la madre

Maternidades deseantes y simbólicas.

Leticia Glocer Fiorini.

El día de la madre es un día de alegrías, de tristezas, de nostalgias, de homenajes o de duelos, dependiendo de las experiencias particulares de cada persona.

Se trata de una oportunidad para pensar sobre la historia, las prácticas, las experiencias de la maternidad, así como de sus fundamentos sociales y psíquicos.

La experiencia de ser madre es muy compleja. Hay una enorme distancia entre la tendencia a la idealización de las madres y las prácticas cotidianas de la maternidad, que muchas veces crean problemáticas insolubles a las mujeres.

Si bien muchas prácticas cambiaron, principalmente en Occidente, con una participación gradual de algunos hombres en tareas tradicionalmente “maternas”, esto es parcial y fragmentario.

La exigencia de la “madre perfecta”, que puede contener, amar, comprender a sus hijos y, al mismo tiempo, estudiar, trabajar o tener otros intereses, dentro y fuera del hogar, es parte de las contradicciones subjetivas y culturales que generan conflictos difíciles de enfrentar.

Hay una idea que recorre siglos de historia cultural y social: la de una maternidad solamente instintiva que confina a las madres al campo de la Madre Naturaleza.

Sin embargo, la maternidad solo puede ser deseante y simbólica. No hay otra forma de ser madre, ya sean madres biológicas o adoptivas, con óvulos propios o donados.

Este reconocimiento va a la par con otro: que la maternidad en un sentido simbólico ya no es pura Naturaleza, sino que es propia de la Cultura.

Pensar en las complejidades de las funciones maternas implica reconocer la ambivalencia con los hijos y las contradicciones que experimentan muchas mujeres entre el amor a los hijos, el ejercicio de la maternidad y los anhelos personales de realización. Esto es más evidente en las últimas décadas en tanto las mujeres se incluyen cada vez más en el mundo del trabajo, en el ámbito de la esfera pública.

Como psicoanalista, creo que es indispensable encontrar un punto de vista que contemple las determinaciones propias de las distintas culturas y subculturas así como comprender su influencia en la conformación de vínculos y en la construcción de subjetividad. A la vez, es necesario considerar la influencia, implícita o explícita, de las relaciones de poder con su impacto en el psiquismo de cada mujer y de cada hombre, que determinan lugares específicos en los espacios públicos adjudicados a los padres, y los privados a las madres.

Indudablemente, la maternidad es una experiencia creativa y de vida de enorme significación, pero hay muchas otras facetas de realización en la vida de toda mujer. Por eso, muchas veces, la idealización y el homenaje a las madres esconde como contracara la desvalorización de la mujer como tal. Las mujeres como sujeto de deseo, como sujetos creativos y con capacidad de decisión son todavía una deuda pendiente en nuestras culturas.

Leticia Glocer Fiorini

Médica y psicoanalista. Presidenta de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Autora de los libros: Lo femenino y el pensamiento complejo y La diferencia sexual en debate: cuerpos, deseos y ficciones.

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