Día de la Memoria

La Asociación Psicoanalítica Argentina se suma a la reflexión social, se adhiere a ella, participa de esta lucha para impedir aquello por lo que ya pasamos. No queremos que en nombre de nada ni de nadie se repita. Sabemos de nuestro fondo pulsional, no queremos olvidarlo, por el contrario, lo queremos presente. Estamos alertas. Amamos a la palabra como preludio del verbo, al pensamiento como previo a la acción. Queremos que la experiencia nos sirva para aprender de ella. Por sobre todas las cosas deseamos amar a nuestros semejantes y sobre todo a nuestros compatriotas. No queremos volver a vivir lo que simboliza ese 24 de marzo, por eso lo recordamos. Estamos de acuerdo. No hay nada para festejar. No queremos olvidar al hecho traumático, queremos memoria, queremos la vida, eso es todo.

En esa lucha también estamos.

La psicología individual es social desde la historia de su formación y viceversa. La relación entre ambas es dialéctica por tanto, están en interjuego permanente y dinámico. La psicología individual, cuyo máximo exponente social es el superyó, se vuelve social merced a la figura del líder a quien el grupo le adjudica la función de ideal. Este superyó a la vez de ser exponente social es también el lugar elegido por la pulsión de muerte para atacar al yo y conseguir así la descarga total, a la que llamamos muerte. En el viaje hacia fuera y hacia dentro de la pulsión mortífera expulsada hacia el otro y devuelta por él, se va cargando de representaciones, transformándose así en pulsión de vida que intenta domeñarla. Las representaciones de la vida pretenden dominar lo cuantitativo puro que busca la descarga final. Decimos que cuanto más representaciones se posea más predominará la pulsión de vida; en parte es así, pero también dependerá esto de la calidad de las representaciones en juego. En realidad, cuanto más representaciones placenteras uno coseche más predominará la vida, pero esta afirmación tampoco es correcta pues aquí terciará el superyó con su culpa haciendo que el placer sea problemático y merezca castigo (el máximo es la muerte). A veces se consigue un cierto equilibrio, diríamos que las menos; revisando la historia humana llegamos a la conclusión tajante de que no es así. Pero también es verdad que el ser humano como especie se ha adueñado del planeta (también lo está destruyendo) y ha prolongado su vida individual en él (si bien con injusticias flagrantes dentro de una sociedad con muy pocos sometedores y muchos sometidos).

En todo esto interviene la memoria, no solamente la consciente, sino la perteneciente al psiquismo como un todo (que incluye lo inconsciente), mezcla de lo pulsional con lo social: la memoria eficaz. Podríamos decir que las relaciones lógicas entre las representaciones deberían conducir a la razón y esta a la felicidad, pero tampoco es así, según exhibe la experiencia.

Hay sin embargo luces rojas que nos muestran permanentemente los desbordes pulsionales de esa “razón”. La fecha infausta del 24 de marzo es una de ellas. Es la luz que nos recuerda lo terrible de lo que pasó en nuestro amado país porque no queremos que se repita. Es un recordar para no repetir, tan caro al Psicoanálisis, casi su razón de ser, su bandera terapéutica. Es la búsqueda de un perpetuo recuerdo para que las generaciones venideras no caigan en su acción.

Dr. José Luis Valls.
Miembro titular en función didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Coordinador del Departamento de historia del psicoanálisis “Dr. Celes Cárcamo”

Comisión Directiva

  • Presidente: Dra. Rosa Mirta Goldstein
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  • Secretario Científico: Dr. Néstor Marcelo Toyos
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